Como introducción al igual que un atleta de élite se apoya en un entrenador para ser constante en el cumplimiento de ciertos estándares de desempeño que le permitan impulsar sus metas y obtener mejores resultados, muchos directivos y profesionales recurren a los servicios de coaching o de consultoría.

Estos profesionales del liderazgo y las empresas, proporcionan el acceso a estrategias específicas y al asesoramiento personal especializado para orientarlos y ayudarles en el cumplimiento de objetivos.

Pero el mercado nos ofrece varias modalidades de servicio en la búsqueda de soluciones: formación, consultoría, memorización o coaching. ¿Conoces las diferencias? Veamos qué nos dice el diccionario de la Real Academia Española:

Definiciones RAE

Formador: Quien prepara intelectual, moral o profesionalmente a una persona o a un grupo de personas.

Consultor: Que da su parecer, consultado sobre algún asunto. Persona experta en una materia sobre la que asesora profesionalmente.

Mentor: consejero o guía | Maestro, padrino.

Coach: Persona que asesora a otro para impulsar su desarrollo profesional y personal | Entrenador.

De las definiciones anteriores se extrae que el formador proporciona información y conocimiento.

El consultor es experto en una materia, lo que le permite aconsejar y aportar soluciones viables a los problemas que se le plantean.

El mentor además de formar, acompaña a la persona capacitándola a través de la puesta en práctica del conocimiento adquirido y de su propia experiencia.

Y el coach trabaja el autoconocimiento y crecimiento personal aportando seguridad, sistemática, autocontrol y criterio para la toma de decisiones.

Entrena las capacidades para mejorar los resultados y alinea el propósito en la vida con los objetivos personales y profesionales de la persona.

Autoconocimiento y desarrollo de las capacidades personales del individuo.

Para entender e interiorizar las diferencias entre estos servicios profesionales, vamos a narrar una historia en primera persona, que pudiera ser tu propia historia… Imagínate que emprendes una larga travesía hacia tu destino a través de las montañas.

En medio del trayecto te das cuenta de que te estás quedando sin reservas de agua. Necesitas encontrar una fuente de agua saludable para saciar tu sed.

A lo lejos ves a un hombre que se acerca. ¿Qué desearías que fuese: un formador, un consultor, un mentor o un coach?

Analicemos las posibles respuestas y veamos cómo se desarrollaría tu historia según el perfil de la persona que se acerca:

Formación ()

Si tu respuesta es: “Necesito Formación … Que me enseñe cómo encontrar agua …»

[…] Al escuchar tu petición de ayuda, el individuo transforma su maletín en un atril portátil y con el apoyo de herramientas visuales te explica con detalle cómo localizar fuentes de agua subterránea en entornos naturales, cuáles son los parámetros de potabilización del agua, en qué condiciones las aguas de escorrentía pueden ser aptas para el consumo y cuáles son los mejores parques naturales de la zona y el nivel freático según la época del año y la pluviosidad.

Finalizada la formación, te expide con la factura un certificado que acredita lo aprendido y se aleja deseándote suerte en el camino y que pronto encuentres el agua que tu cuerpo necesita para continuar el trayecto y alcanzar tu destino. […]

Consultoría ()

Si tu respuesta es: “No, no. ¡Espera! Lo que necesito es que el hombre que se acerca sea un Consultor” …

[…] El hombre te indica que si lo que necesitas es agua potable has tenido mucha suerte, porque él es experto en hidrología y conoce todas las fuentes de agua de la zona.

Te ofrece subirte a su vehículo todoterreno y te acerca a la fuente más próxima para que llenes tu cantimplora. Te lleva de regreso al mismo punto del camino, recibe su paga por el espléndido servicio y se aleja hacia el horizonte.

No sabrás buscar una nueva fuente ni estás seguro de cuál fue el camino para llegar a ésta, pero conseguiste tu objetivo en poco tiempo. Estás satisfecho.

Prosigues tu travesía y varios kilómetros después, cuando el sol se oculta, montas tu tienda para resguardarte de la noche y te sientas a descansar. Para tu sorpresa compruebas que el nivel de agua en tu cantimplora ha vuelto a bajar.

Conoces la teoría, pero no sabes exactamente dónde te encuentras, todo está oscuro y no te sientes con fuerzas para ponerte a explorar los alrededores. Los ruidos nocturnos te confunden. El consultor hace varias horas que se alejó y cuando lo llamas te indica que tiene un hueco en su agenda dentro de dos semanas para atenderte.

Te invade el pánico. […]

Mentoría ()

¿Cuál hubiese sido la diferencia si el hombre que se cruzó en tu camino cuando tenías sed fuese un mentor?

Si tu respuesta es: “¡Necesito un mentor!”

[…] El hombre escuchó atentamente tu petición y te interrogó en relación con el propósito de tu viaje. Considerando el tiempo que te llevaría alcanzar tu destino, dedicó unos minutos a enseñarte la importancia de la planificación y de racionalizar el agua.

Se puso a andar a tu lado buscando una fuente natural a la vez que te enseñaba cómo reconocerlas por la humedad del terreno, la proximidad del cauce del río y cómo las gotas del rocío de la mañana o el agua de lluvia pueden ayudarte a sobrevivir.

Durante todo el trayecto, caminando a tu lado, se esforzó por hacerte consciente de los pasos que debes seguir para llegar a donde el agua aflora de forma natural entre las rocas. Te enseñó cómo fraccionar tu consumo y dividir el trayecto entre varias fuentes, para finalmente alcanzar el destino sin desfallecer por el camino.

Tardaste más en rellenar la cantimplora, llegaste agotado después de algún fracaso, pero la compañía de aquel hombre te dio fuerzas y seguridad en tus propias capacidades para sobrevivir aun en las condiciones más extremas.

Cuando ambos consideraron que habías adquirido la experiencia suficiente para proseguir tu camino en solitario, el hombre, que se había convertido en tu confidente y tu amigo, se despidió dejándote su contacto.

Ambos habían crecido durante el recorrido. […]

El mentor había entrenado tu mente para adquirir nuevos hábitos, que incorporados a tu día a día hizo posible que finalmente llegases a tu destino. No era un experto hidrólogo, pero sabía cómo guiarte para conseguir tu propósito.

Coaching ()

Si tu respuesta es: “¿Y cómo seguiría la historia si fuese un Coach o un entrenador personal?

[…] Aquel mismo hombre y mentor, después de escucharte y de interrogarte sobre el propósito de tu viaje, prosiguió haciéndote preguntas personales e incómodas. Hizo que te cuestionases si de verdad querías llegar al final del camino, por qué te encontrabas en medio de las montañas y si el destino al que te dirigías finalmente iba a hacerte feliz. «¿Es tu verdadero propósito en la vida?»

Mientras caminaban por el sendero te ayudó a entender los mecanismos de defensa fisiológicos y mentales que provocan la sensación de sed, cómo utilizar tus fortalezas y habilidades para encontrar fuentes naturales en cualquier circunstancia y en cualquier época del año, qué propiedades organolépticas podían ayudarte a determinar la salubridad del agua cuando no se dispone de herramientas de análisis y, sobre todo, a cuestionarte cómo impactaría a tu felicidad y desarrollo personal vivir aquella aventura y alcanzar tu destino.

Comprendiste cuáles eran tus motivaciones reales y aprendiste a aceptar tus fortalezas y tus debilidades. Desde el autoconocimiento, aquel hombre te ayudó a encontrar la fuerza interior que necesitabas para superar las dificultades, a ganar confianza en tus capacidades y a convertirte en la persona que querías ser. […]

Además de ponerse a tu lado, enseñarte las normas de supervivencia, los beneficios de una buena planificación, trabajó en tu yo interior y se aseguró de trasmitir e interiorizar el conocimiento y capacitarte para lograr tus objetivos vitales.